[Con intención de reactivar la economía y la marca España andamos en reformas. Disculpen si le desahuciamos, expropiamos o simplemente le jodemos. Mientras seguiremos hablando..]

12.12.12

Destruyendo la sanidad pública sin analizar las desigualdades sociales

Cuando aparentemente la opinión pública lleva la contraria a los dirigentes políticos, estos se parapetan tras el argumento de "el XX% de la población nos votó y nos dio legitimidad para llevar a cabo estas reformas". Eso mismo, como no, hizo Javier Fernández-Lasquetty hace unos días en una entrevista diciendo que "nosotros somos el Gobierno apoyado por un 53% de los madrileños" (El País 30/11/12). Sin entrar en que esa frase esconde más mentiras que verdades, es necesario hacer alguna reflexión al respecto.

Los individuos de clases sociales más bajas votan menos que aquellos de clases sociales más altas, existiendo, además, un cierto gradiente social en esta variable. Según el barómetro del CIS de noviembre de 2012, en las pasadas elecciones generales el porcentaje de personas (entre las encuestadas) que ejercieron su derecho al voto según clase social fue: 1) clase alta/media-alta: 84.9%, 2) Nuevas clases medias: 84.5%, 3) Viejas clases medias: 84.5%, 4) Obreros cualificados: 76.9%, 5) Obreros no cualificados: 77.1%.

Este fenómeno, estudiado y varias veces repetido (como por ejemplo, recientemente, en Chile) debería ser tenido en cuenta a la hora de diseñar las políticas sobre servicios públicos y en concreto, en el caso que nos ocupa, sobre la sanidad pública.

Es conocido que una de las funciones de los servicios públicos es llevar a cabo un cierto papel de redistribución de la equidad en la sociedad. Nuestro sistema sanitario desempeña ese papel de forma desigual, teniendo una Atención Primaria con  inequidad a favor de las clases sociales más bajas (esto quiere decir que las clases sociales más bajas consumen más recursos de este nivel asistencial que los que teóricamente les "corresponderían"), una Atención Especializada de consultas con inequidad a favor de las clases sociales más altas y una Atención de ingreso hospitalario más o menos equitativa.

Así mismo, también sabemos que muchos de los problemas de salud más prevalente se distribuyen de forma inequitativa a lo largo de las clases sociales:

1. Tanto en hombres como en mujeres, el desempleo constituye un factor relacionado con un mayor consumo de tabaco.

Elaboración propia con datos del MSSSI.

2. El nivel de seguridad en el trabajo se ha relacionado con una mayor probabilidad de padecer enfermedades de larga duración, así como con problemas de la esfera de la salud mental.


3. La clase social, como ya demostró el Informe Black en 1980, se relaciona con la esperanza de vida, de forma que cuanto menor sea la clase social menor será la esperanza de vida de los individuos que la forman.

The Black Report. Texto completo.


Esto podría llevarnos a pensar que si la población de clases sociales más bajas es la que tiene mayor predisposición a tener mala salud y morir antes y, además, son los que con menor frecuencia ejercen su derecho al voto, la gestión de los servicios públicos amparada en las características de los votantes puede no representar los intereses de la sociedad en su conjunto sino la de un subgrupo de la misma.

Los sistemas públicos de salud han demostrado ser mejores garantes de la equidad (con, al menos, similar eficiencia) que los privados (Baso 2012; Reidpath 2012); dado que el sistema económico en el que nos encontramos ha demostrado incrementar las desigualdades (Beckfield 2009), no parece haber motivos más allá del consenso de Washington -y políticas análogas- para no trabajar en favor de un sistema sanitario público, universal, de calidad y equitativo.


Bibliografía:

- Barómetro CIS Noviembre 2012. [enlace]
- Joan-Josep Vallbé. Agenda Pública: Estructura social y voto I y II. Eldiario.es
- Caínzos MA. Desigualdades sociales y participación política en España. Zona Abierta 2004;106-107:91-174.
- The Black Report. 1980. [texto completo]
- Basu, S., Andrews, J., Kishore, S., Panjabi, R., & Stuckler, D. (2012). Comparative performance of private and public healthcare systems in low- and middle-income countries: a systematic review. PLoS medicine, 9(6), e1001244. [texto completo]
- Reidpath, D. D., Olafsdottir, A. E., Pokhrel, S., & Allotey, P. (2012). The fallacy of the equity-efficiency trade off: rethinking the efficient health system. BMC public health, 12 Suppl 1(Suppl 1), S3. [texto completo]
- Beckfield J, Krieger N. Epi+demos+cracy: linking political systems and priorities to the magnitude of health inequities - Evidence, gaps, and a research agenda. Epidemiol Rev 2009;31: 152-77 [texto completo]

2 comentarios:

carlosmanuel dijo...

desigualdades asistenciales clamorosas :

http://saluddineroy.blogspot.com.es/2012/12/poblacion-general-del-sistema_11.html

javierpadillab dijo...

Mil gracias, Manuel.
tenía marcado el artículo de Juan Simó para leer pero tu comentario me ha dado el empujoncito que me faltaba :).
No hay mucho que añadir a ese post... sólo que es comprensible que comparando esos datos los funcionarios a la hora de elegir se decanten por el mutualismo dado que parece ser "intocable"...

... desigualdades en todos lados, y algunas como estas muy silenciadas...